Escuela de Dirección Empresaria
En la búsqueda por asegurar el progreso de una organización y simultáneamente potenciar sus posibilidades laborales, muchos profesionales deciden continuar su capacitación más allá de su área de especialización. En la compleja realidad de las organizaciones, ya no basta con ser técnicamente competentes. Actualmente, se necesitan profesionales flexibles, creativos, capaces de liderar y trabajar en equipo, efectivos en sus relaciones interpersonales y con específicas condiciones para conducir los grupos humanos destinados a alcanzar ese progreso deseado.
En este contexto, la Escuela de Graduados en Ingeniería de Dirección Empresaria de la Facultad de Ingeniería de la UBA (EGIDE), está dedicada a la formación de profesionales con alto potencial de desarrollo a través de la Maestría en Ingeniería de Dirección Industrial, de la que se está cursando durante este 2014 su 11ª promoción.
“Durante los dos años de cursado, los alumnos investigan, reflexionan y combinan la teoría con la práctica, trabajando en equipo y desarrollando habilidades gerenciales. A través de un staff de reconocido nivel académico, con amplia trayectoria en la actividad docente y empresaria, se promueve el cumplimiento de nuestro principal objetivo: formar dirigentes capaces de combinar eficazmente los recursos puestos a su disposición para el logro de resultados, estimulando una actitud de superación permanente”, señala el coordinador de esta carrera, el Ing. León Horowicz.
Diego Ezcurra, de 34 años, de la Ciudad de Buenos Aires y graduado como Ing. Industrial en la FIUBA con una tesis sobre cambio climático e indicadores de gestión estratégica, es uno de los alumnos de la EGIDE. “Siempre tuve presente la idea de hacer un posgrado. Luego de recibirme comencé a mirar opciones, y de vez en cuando buscaba en diferentes universidades los tipos de posgrados ofrecidos. A tres años de haberme graduado, comencé a investigar más en detalle las alternativas de cursos de posgrado, maestrías y doctorados. Esta maestría parecía ir en línea con mi carrera de grado y gustos y se daba en la FIUBA, lugar donde estudié y soy docente. La universidad tiene buen prestigio y los costos eran bastante más accesibles que en otras instituciones, dando una relación costo-calidad muy alta. Decidí entonces comenzar la carrera, allá por 2008”, recuerda Ezcurra.
Según Ezcurra, la maestría que se ofrece en la EGIDE guarda una profunda impronta creativa. “Creo que la creatividad está muy ligada a las ganas de uno de resolver los problemas. Por supuesto que tiene una parte innata, pero la otra se puede desarrollar. La maestría contribuye a esta segunda parte, ya que uno ve varios temas a través de diferentes ópticas, lo que te permite entender que no todo es tan lineal como a veces parece, sobre todo siendo ingeniero”. Y agrega: “Lo que me sucedió a mí en particular fue que la maestría me sirvió para refrescar un poco el cerebro y volver a pensar las situaciones desde un foco distinto. En la actividad profesional diaria, la mente de uno se acota a los problemas particulares y se va perdiendo esa apertura mental que se tenía cuando se estaba estudiando e incorporando conceptos permanentemente. Al volver a desafiar al cerebro con las clases y charlas, se despierta nuevamente la curiosidad y los pensamientos alternativos ante una situación que resolver”.
Sobre las ventajas de contar con un título de posgrado, Ezcurra dice que es un aspecto diferenciador y que sirve a la hora de acercarse a un lugar y mostrar antecedentes y referencias. “Desde ya que la realidad luego es distinta para cada uno y depende de las aptitudes personales que cada uno pueda desarrollar y mostrar. A nivel internacional se valoran mucho los títulos de posgrado y los perfiles de muchas búsquedas laborales solicitan un determinado nivel mínimo de formación académica. Personalmente, me abrió varias posibilidades y me permitió acceder a ofrecimientos interesantes a nivel internacional. Tan así que no descarto la posibilidad de continuar con estudios para acceder a un doctorado”, cuenta.
Algo similar piensa Agustín Bramanti, de 32 años, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, diseñador industrial y con una tesis en proceso sobre “Competitividad de la industria espacial”, quien decidió inscribirse en la EGIDE luego de algunos años de experiencia profesional a fin de fortalecer las herramientas de gestión y desarrollo de proyectos. “Los profesionales a cargo de la maestría aportaron herramientas muy útiles para el desarrollo de proyectos creativos y productivos. En este sentido creo que las actividades creativas, en ámbitos empresariales, se benefician fuertemente por estas herramientas y por las metodologías propias de la ingeniería”, dice Bramanti. En su caso, el objetivo consistía en cursar una maestría en la FIUBA para desarrollar su carrera profesional hacia los campos de gestión. En este sentido, “siento que los aportes de la maestría fueron sustanciales para mis proyectos laborales y que pueden, además, completar otros proyectos de investigación y académicos”, concluye.