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Ingeniería para cuidar el medio ambiente

23 de julio de 2014, 16.30
Laura Gabriela García, de 34 años, es arquitecta y trabaja hace varios años en el ámbito de la ingeniería industrial, puntualmente en la realización de edificios e infraestructura de plantas de oil y gas. También es una de las primeras egresadas de la maestría en T...

Laura Gabriela García, de 34 años, es arquitecta y trabaja hace varios años en el ámbito de la ingeniería industrial, puntualmente en la realización de edificios e infraestructura de plantas de oil y gas. También es una de las primeras egresadas de la maestría en Tecnologías Urbanas Sostenibles, uno de los nuevos títulos de posgrado que ofrece la Facultad de Ingeniería de la UBA.

“Mi trabajo me inspiró justamente a querer adquirir una especialización en tecnologías sustentables, sensibles de ser aplicadas al diseño de proyectos y procesos constructivos en este rubro, y con el deseo de colaborar en la minoración de los impactos que estas construcciones ocasionan. Por eso me parece muy importante que esta carrera sea difundida tanto en el rubro industrial como en otros (minero, agropecuario, farmacéutico, etc.), ya que en todos los casos, los ingenieros y los arquitectos son los procuradores entre lo materializable y el medio, y en consecuencia responsables en la colaboración del cuidado del medio ambiente y la mejora de la calidad de vida, presente y futura, de todos los seres que lo habitamos”, reflexiona la Arq. García.

El egresado de esta carrera tendrá los conocimientos suficientes para comprender y analizar los procesos de producción, la utilización eficiente de los recursos renovables y no renovables, y la gestión de residuos en las ciudades, en cuanto sistemas antropizados complejos;  realizar investigaciones y diagnósticos que garanticen estrategias y programas de acción sostenibles y diseñar procesos de desarrollo local endógeno orientados por emprendimientos solidarios y de economía social.

La Inga. Rayén Blanco, de 29 años, nacida en Plaza Huincul, Neuquén, es una de las alumnas avanzadas de esta alternativa de posgrado que ofrece la FIUBA. Esta joven ingeniera forestal, graduada en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, se encuentra participando del taller final de la especialidad. Desde esa instancia, Blanco se encuentra trabajando en equipo en un espacio verde denominado “Parque Finky”, ubicado en la localidad bonaerense de Temperley. “Buscamos incorporar tecnologías urbanas sostenibles, como por ejemplo sistemas de iluminación autónomos con tecnología híbrida, empleando energías renovables. Asimismo, buscamos una integración paisajística del espacio, incorporando conceptos de gestión participativa. El proyecto se encuentra en desarrollo, en etapa de diagnóstico”, dice.

Por su parte, la Inga. Rosana Iribarne, directora del Instituto de Ingeniería Sanitaria de la UBA subraya que las tecnologías “son motor de cambio y progreso. Sin embargo, impactan en las economías, en el ambiente y en el bienestar social. Por eso el diseño de la carrera obedece a la necesidad de evaluar el impacto de la utilización de tecnologías existentes, y mejor aún de las que están en desarrollo, antes de su aparición en el mercado, sobre los tres pilares: social – ambiental – económico y determinar en qué medida contribuyen a la sostenibilidad”.

La complejidad de los sistemas que la currícula abarca ha impulsado una estructuración transdisciplinaria. “El cuerpo docente está conformado por ingenieros, arquitectos, economistas, geógrafos, antropólogos, paisajistas, logrando una visión integrada que permite al estudiante, también proveniente de distintas disciplinas, intervenir sobre casos reales, con la activa participación de los grupos sociales involucrados”, explica Iribarne.

La Inga. Blanco recuerda que decidió inscribirse en esta maestría una vez culminada la carrera de grado, buscando alternativas que integrasen conceptos tales como “desarrollo sostenible y ciudad”. Fue entonces que encontró la alternativa que brinda la FIUBA en Tecnologías Urbanas Sostenibles, donde se complementan distintos conceptos de sostenibilidad y desde múltiples aspectos, tales como movilidad, energía, construcción, materiales, diseño, y tecnología. “Resultó muy adecuada a mis expectativas, porque se trata de un posgrado amplio, que brinda herramientas innovadoras, dando una visión holística a los problemas que existen actualmente en las ciudades”, dice Blanco.

“En este posgrado hay grandes oportunidades de trabajo en equipo interdisciplinario; desde la cursada en distintas materias se propone esta forma de trabajo en que cada uno aporta, según su formación académica, aspectos que construyen a una visión colectiva del problema que se analiza, y luego se busca la forma de resolverlo en equipo desde la perspectiva de la sostenibilidad. Además, en la mayoría de las materias se exige como forma de evaluación la elaboración de un trabajo de temática particular, que analice y resuelva algún conflicto o situación con tecnología sostenible.  “Esto requiere de investigación, creatividad, e innovación”, cuenta Blanco, quien entiende que la ingeniería juega un papel fundamental en el cuidado del medio ambiente: “los ingenieros especializados contamos con una base sólida, y cierto bagaje de conocimiento,  que sumado al “espíritu del investigador” nos facilita la compresión de sistemas complejos, como son las ciudades, sus impactos y los conflictos ambientales. Se trata de fomentar la conciencia colectiva y dar a conocer esta realidad, mostrando que existe un camino hacia la sostenibilidad, aunque aún se está explorando, y que todos podemos ser parte de él”.