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Profesionales de la FIUBA en el SAOCOM

18 de agosto de 2020, 14.00
Con la participación de profesionales de la FIUBA –entre los que se destacan el Ing. Fernando Hisas, a cargo de la Gerencia de Proyectos Satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y la Inga. Josefina Pérès, responsable de la Jefatura del ...

Con la participación de profesionales de la FIUBA –entre los que se destacan el Ing. Fernando Hisas, a cargo de la Gerencia de Proyectos Satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y la Inga. Josefina Pérès, responsable de la Jefatura del Proyecto Satélite Argentino de Observación con Microondas (SAOCOM)–, este mes se pondrá en órbita la unidad 1B, que se integra a la 1A, constituyendo así una constelación de dos satélites.

De acuerdo a lo informado por la CONAE, el objetivo central de los satélites SAOCOM de Observación de la Tierra es la medición de la humedad del suelo y aplicaciones en emergencias, tales como detección de derrames de hidrocarburos en el mar y seguimiento de la cobertura de agua durante inundaciones.

Para Hisas, este proyecto se trata del más importante de su gestión. “Yo ingresé a CONAE en el año 1994, inmediatamente antes de que comenzara la elaboración de la primera versión del Plan Espacial Nacional, tarea en la que participé activamente. Ya en esa primera versión se indicaba la importancia de desarrollar en el país un Radar de Apertura Sintética en banda ‘L’ que fuera a bordo de un satélite, es decir, el SAOCOM. Hoy, 26 años después, ya cerca de mi retiro, se hace realidad. Así que no es figurativo decir que es, de algún modo, un testigo de toda una vida de trabajo”, cuenta.

La Inga. Pérès –ingeniera electrónica graduada en 2007 y actualmente a cargo de responsable del diseño construcción, ensayo y puesta en marcha de los radares que llevan a bordo estos satélite– también tuvo la oportunidad de atravesar todas las etapas de este proyecto en distintos y diversos roles, lo que le facilitó comprender y asimilar la experiencia. “Luego de 15 años de trabajar tras el objetivo de completar la constelación SAOCOM, y con la puesta en órbita y excelente resultados demostrados en los productos del SAO1A, estar en la vísperas del lanzamiento del SAO1B es una enorme satisfacción profesional y personal. Ser parte del equipo de profesionales que culmina el sueño y trabajo incansable de muchos años de trabajo en la vanguardia del conocimiento es una orgullo sin lugar a dudas”, dice sobre las repercusiones profesionales pero también personales en vísperas de un lanzamiento satelital que marcará un hito en la historia de la ciencia y la tecnología argentinas.

Según explica el Ing. Hisas –que se graduó en la FIUBA en marzo de 1983 como ingeniero electromecánico con orientación en electrónica– la concreción de este plan es una demostración de la capacidad científico-tecnológica que existe en el país, detallando que “el día que todos entendamos el enorme potencial económico y social de esta singular capacidad que existe en la Argentina, y sea adecuadamente explotada, quizás podamos comenzar a revertir el deterioro que vivimos, con altibajos, desde hace décadas”.

Tanto Hisas como Pérès resaltan la formación recibida en la Facultad de Ingeniería de la UBA. “Por la propia experiencia, y por lo que veo en la cantidad de profesionales de FIUBA que jugaron y juegan roles clave en este proyecto, puedo decir que es excelente, no sólo por la formación técnica, especialmente en los conocimientos básicos, sino por un particular entrenamiento de ‘resiliencia todoterreno’ que le es muy propia”, afirma Hisas.

En el mismo sentido, Pérès reflexiona sobre su experiencia personal: “Tuve la suerte de tener la oportunidad de trabajar en un proyecto argentino a la vanguardia de la tecnología y con profunda teoría y conceptos científicos. No tengo dudas que a la suerte que menciono, la acompañó la excelente formación profesional que me dio la FIUBA. Ingresé a CONAE en 2005 mientras cursaba mis últimas materias de Ingeniería Electrónica. En ese momento, no conocía de radares, y mucho menos de radares de apertura sintética. Pero sí tenía una sólida base de conceptos teóricos así como el conocimiento de los recursos y fuentes para consultar a los cuales recurrir. La diferencia entre saber y no saber era aprender, y la FIUBA me había dado todas las herramientas necesarias para lograrlo”.

Hisas también brinda su opinión sobre el rol que deberán cumplir los futuros y futuras graduadas de la FIUBA. “Hoy, en la Argentina, tenemos que exportar 3 toneladas de soja para poder importar 300gr que pesa un iPhone. Y ambos salen de la tierra, solo que el segundo tiene tanto valor agregado (tecnología) que hace que valga 10.000 veces más. Si no cambiamos esta realidad, no tenemos futuro. La llave de la solución está, en buena medida, en las manos de quienes hoy estudian en esta casa. Y de una sociedad que debe entender que tiene que tomar esto en serio, y exigírselo a sus dirigentes”.

En lo que respecta a la perspectiva profesional, Pérès subraya que ha logrado trabajar de lo que estudió y “utilizar conocimientos que al momento de abordarlos creí que nunca aplicaría y resultaron esenciales para mi carrera profesional”. Y agrega: “En la industria espacial es condición casi necesaria contar con ingenieras e ingenieros altamente capacitados y versátiles (en términos de conocimientos) para encarar proyectos desafiantes y la Facultad de Ingeniería de la UBA es una gran semillero para ello. También quisiera transmitirle a las mujeres jóvenes, aspirantes y/o estudiantes que si lo desean y lo sueñan se animen a encarar estas carreras que las necesitamos en el rubro”.

En este marco, el actual subsecretario de Relación con Graduados de la FIUBA Ing. Luciano Cianci comparte el profundo orgullo por el protagonismo de los graduados y graduadas de esta Casa de Altos Estudios en el Proyecto SAOCOM. “Seguramente, en 1870, cuando en el país se graduó nuestro primer ingeniero, el Ing. Huergo, y en 1918, cuando se graduó la Ing. Elisa Bachofen –la primera en toda Sudamérica– nuestro pueblo soñó con multiplicar esas capacidades y que éstas pudieran servir a su desarrollo y bienestar. Hoy, 150 años después, podemos decir que somos un país mucho mejor gracias a contar con ingeniería nacional, y que lo que todavía falta para avanzar en ese bienestar y desarrollo plenos requiere de todavía más ingeniería argentina”, alienta.

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